Una Nueva Definición de Salud

Ángel Abad Revilla y Tomás Hernández Fernández. 7 de abril de 2023

Salud es la dinámica hacia el equilibrio físico, mental, emocional y espiritual con uno mismo y con el entorno social y la biosfera, que permite afrontar los desafíos vitales de forma que se pueda desarrollar una vida satisfactoria y consciente.

La salud es equilibrio dinámico y conexión consciente.

Proponemos Una Nueva Definición de Salud. Ángel en Madrid, Tomás en Barcelona. Lo hacemos en el 75 aniversario de la constitución de la Organización Mundial de la Salud.

¿Por qué? ¿Por qué planteamos una nueva definición de salud? ¿Qué nos mueve?

La salud de las personas es lo que nos mueve. Dedicarnos a ella, como hacemos nosotros, es nuestro sueño, es nuestra pasión. Nuestro deseo es que todas las personas disfruten de una salud que les permita desarrollar una vida digna, plena y satisfactoria.

A lo largo de la historia, en distintas culturas y contextos se han elaborado distintas definiciones de salud y enfermedad.

Esta nueva definición nace de dos amigos, profesionales de la salud, médicos, especialistas en Salud Pública y en Medicina Familiar y Comunitaria, que compartimos un deseo con 8.000 millones de seres humanos: que cada uno de nosotros tenga salud y disfrute de una vida plena y consciente. Nos mueve la pasión por la salud.

Nos mueve proteger, promover y restaurar la salud y prevenir la enfermedad de las personas de cualquier parte del mundo y de cualquier edad. Disponer de una definición de salud adaptada al mundo actual es otro paso para contribuir a ello.     

La salud es uno de los derechos humanos más importantes. La epidemia de COVID19 y las nuevas amenazas para la salud global nos enseñan que no hay nada más importante en nuestras vidas. No lo son el dinero, ni el prestigio, ni el poder. Este momento y este lugar es una gran oportunidad para redefinir nuestras prioridades vitales. La salud es el gran pilar de nuestra existencia.

Nuestra definición alternativa surge con el objetivo de adaptarse al mundo actual, un mundo globalizado y de conexiones, conexiones entre personas y con el medioambiente.

Nuestra nueva definición se basa en la conexión consciente con uno mismo y con el mundo, en un equilibrio dinámico.

¿Para qué? ¿Para qué nace esta definición?

Para proteger el derecho a la salud y para disponer de unas coordenadas que nos ayuden a orientar mejor las políticas y estrategias necesarias para ello.

Valores

La salud es uno de los derechos humanos más importantes.

La salud es una dimensión de la vida, de las más importantes, junto a la felicidad y el amor. Es un gran valor y es un gran objetivo.

Salud y felicidad se asemejan. Nacen desde diversas tradiciones y disciplinas, y caminan hacia el mismo lugar, una vida plena, satisfactoria, consciente, con sentido, en armonía.

Características

La salud es global, tiene una dimensión planetaria.

La salud es un proceso dinámico, no es estático. Es un proceso armónico. Es un proceso de búsqueda continua del equilibrio, que dura toda la vida.

Trasciende las dimensiones biológica y mental e incluye lo emocional. Para muchas personas incluye también la dimensión espiritual.

El enfoque es personal, social y de la biosfera. Todos estos enfoques, estos distintos niveles, están interrelacionados entre sí.

Para tener salud es fundamental conocerse a sí mismo, esto es una de las dimensiones de la conciencia. La resiliencia potencia la salud.

El mundo exterior es el entorno social y medioambiental. En los sistemas médicos tradicionales de India y China se entiende que hay un macrocosmos exterior al individuo y un microcosmos formado por el individuo. Macrocosmos y microcosmos se influyen mutuamente.

La salud es subjetiva y, por tanto, es auto percibida. Se mide de la misma manera que se mide la felicidad, el amor, la sabiduría o la belleza. Aun así, podemos diseñar formas de objetivarla en cierta medida para poder evaluar las intervenciones en salud.

No es dicotómica. Se puede tener mayor o menor grado de salud.

La salud se puede proteger, promover o restaurar. La enfermedad entendida como desequilibrio, se previene. Restaurar el desequilibrio es restaurar la salud. Todos ellos son diferentes niveles de actuación y los diferentes agentes hacen más hincapié en uno u otro. Los servicios sanitarios actuales se suelen centrar en restaurar la salud.

Conceptualmente, la enfermedad, entendida como desequilibrio, es contraria a la salud.

La enfermedad, como acontecimiento vital, nos invita a darle un sentido que nos permita integrarla en nuestra biografía. La enfermedad es un indicador, un mensajero, que nos señala un desequilibrio y nos permite abordarlo para recuperar la salud.  

No siempre es lo mismo estar enfermo, entendido como desequilibrio, que tener un diagnóstico nosológico de enfermedad. El diagnóstico nosológico de enfermedad es un artificio, una convección, aunque útil porque ayuda a tomar decisiones clínicas y de cuidados.

Se puede tener poca salud sin necesidad de tener un diagnóstico nosológico de enfermedad específica. Se puede tener mucha salud con el diagnóstico nosológico de una o varias enfermedades específicas, de forma que se puede tener salud, por ejemplo, con caries, con miopía, con diabetes…

Tener el diagnóstico nosológico de una enfermedad de forma crónica, lo que habitualmente se denomina cronicidad, no significa que no se pueda tener salud.

Envejecer no es sinónimo de enfermedad.

Es difícil tener salud individual sin salud colectiva. Cuidar la salud colectiva es también una forma de proteger la salud a nivel individual.

Determinantes

La salud no solo está determinada en su aspecto físico, también lo está en el nivel mental, emocional y espiritual.

El desarrollo humano sostenible facilita tener salud. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, propuestos por la Organización de Naciones Unidas, la ONU, están directamente relacionados con los determinantes de la salud de las personas. Alcanzarlos facilita que las personas tengan salud.

El paradigma One Health es básico para poder tener salud. Todo en la biosfera está interconectado y es interdependiente. La pérdida de la armonía en esta red de conexiones ocasiona la pérdida de salud de la biosfera y por ende de los seres humanos. Cada uno de los seres vivos que integramos el ecosistema global y sus entornos somos compañeros de viaje, no somos amenazas. La salud es global.  

La genética, los genes que hemos heredado, determinan en parte nuestra salud. Investigaciones recientes ponen de relieve también la importancia de la epigenética; nuestros hábitos y nuestras condiciones de vida pueden influir en la salud de nuestros hijos e hijas también por esta vía.  

Los hábitos de vida que adoptan o pueden adoptar las personas, también determinan su salud. Estos hábitos de vida están condicionados o determinados en gran medida por cuestiones sociales.

Las relaciones interpersonales influyen poderosamente en la salud: las relaciones de pareja, las relaciones familiares, las amistades, las redes de apoyo, la pertenencia a una comunidad… La soledad y el aislamiento enferman.

La comunidad, el ámbito de lo comunitario, es un importante determinante de la salud y también uno de los espacios por excelencia de la intervención en salud.

El contexto socioeconómico, cultural y político, la economía, el medioambiente, la educación y el trabajo nos permiten tener las condiciones de vida necesarias para tener salud, son determinantes sociales de la salud. 

La equidad en salud también es un valor y un requisito indispensable para conseguir la salud a nivel individual y colectivo. La inequidad genera enfermedad y muchos otros problemas de índole social.

Las distintas formas de violencia dañan la salud de forma directa e indirecta.

La salud es un derecho. El enfoque de derechos humanos y el análisis de sus vulneraciones es una buena forma de entender las dinámicas de salud y enfermedad de las poblaciones.

La salud tiene una dimensión global, planetaria. Siempre la ha tenido, pero más que nunca en el siglo en el que vivimos.

El cambio climático es una amenaza para la salud de las personas. La crisis climática es una crisis de salud.

Las diferentes exposiciones a las que está sometida una persona en un momento dado o a lo largo de su vida (exposoma) determinan la salud.

Como en las antiguas filosofías orientales podemos decir que el ser humano es un microcosmos integrado en un macrocosmos. Mantenernos en armonía y equilibrio a nivel individual tiene una influencia en el nivel social y de toda la biosfera. Y al contrario, no podemos escapar de la influencia que la sociedad y la biosfera ejerce en nosotros como individuos.

Sistemas sanitarios

Los sistemas sanitarios tienen que ver con la generación de salud, pero poco. Fundamentalmente tienen que ver con la prevención, tratamiento y rehabilitación de la enfermedad.

Cuando se habla de servicios parecería razonable hablar de servicios sanitarios y no de servicios de salud. La mayoría de los denominados actualmente servicios de salud, en realidad son servicios de “enfermedad”, servicios a los que acuden principalmente personas enfermas y cuyo objetivo primordial suele ser restaurar la salud.

Aun así, restaurar la salud es imprescindible para garantizar el derecho a la salud, por lo que ha de asegurarse la provisión de unos servicios sanitarios públicos dimensionados y financiados adecuadamente.

El sector de la salud debe trabajar con la comunidad y con otros sectores (vivienda, empleo, educación, alimentación…) del ámbito público y privado para tener un impacto real y eficiente en la salud de la población.

Nuestro decálogo

1. Salud es conexión consciente y equilibrio dinámico. Estar sano es formar parte de una red de relaciones armoniosas.

2. Conocerse  y estar conectado con uno mismo de forma consciente es fundamental para tener salud.

3. Mejorar y cuidar el entorno social y de la biosfera, es facilitar que las personas tengan salud.

4. El objetivo primordial de los Estados y de las políticas públicas debería ser crear las condiciones necesarias para que los individuos tengan salud.

5. Caminar hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es facilitar que las personas tengan salud.

6. El centro de la salud no está en los servicios sanitarios, está en las condiciones de vida que están determinadas por la sociedad y por la biosfera.

7. Proteger la salud es lo que más valor social y económico aporta.

8. Trabajar para que las personas tengan salud es una actitud, es una manera de ser. Una manera de ser encantadora.

Los autores de esta nueva definición, no buscamos con ella ni dinero, ni prestigio, ni poder. Esta definición no tiene derechos de propiedad intelectual. Estamos encantados de que cualquier persona a la que le pueda ser útil para mejorar la salud de las personas, la utilice. La salud de las personas es lo que nos mueve. Dedicarnos a ella, como hacemos nosotros, es nuestro sueño, es nuestra pasión. Esa es nuestra recompensa.

Covid-19. Y ahora tres crisis…

El covid-19 nos ha hecho cambiar a casi todos. Hemos cambiado como personas y como sociedad.

Esta pandemia está generando tres crisis: económica, de los sistemas sanitarios públicos y de la salud mental.

Es hora de hacer balance para poder pasar página y mirar hacia adelante, convirtiendo estas crisis en oportunidades para mejorar.

Tras las olas de la epidemia, tenemos un tsunami de oportunidades.

Nos hemos dado cuenta de que está bien cuidar más de lo más preciado que tenemos, nuestra salud. Para ello también tenemos que cuidar nuestro planeta. Proteger nuestro planeta ayudará a evitar nuevas epidemias.

La crisis mundial provocada por la actual epidemia es la crisis sanitaria de mayor calado desde la gripe del año 1918, la llamada gripe española.

Tras 30 meses de pandemia han fallecido en el mundo más de seis millones de personas y algo más de 108.000 en España.

Esas malditas zoonosis

El covid-19 es una zoonosis. Una zoonosis es una enfermedad infecciosa transmitida, de forma natural, desde animales vertebrados al ser humano. Las grandes epidemias de origen infeccioso suelen ser zoonosis. La deforestación, que facilita un contacto más cercano entre personas y animales salvajes y el cambio climático que modifica los ecosistemas y también facilita la deforestación, van a aumentar el riesgo de aparición de estas zoonosis en el futuro. La globalización, la movilidad de las personas, facilita su propagación.

Aun así, en el siglo XX, el siglo pasado, otras dos zoonosis como la gripe española, que comenzó en 1918, y el sida, que comenzó en 1981, con cerca de 50 millones y de 36 millones de personas fallecidas respectivamente, superan con creces el impacto en cuanto a vidas humanas.

La gripe española fue una transmisión del virus desde el cerdo a los humanos. Miles de soldados que regresaban de la Primera Guerra Mundial habían estado en contacto con estos animales. La gripe española mató a más personas que la Primera Guerra Mundial que terminaba ese año. La guerra mató a 16 millones de personas, entre soldados y civiles.

El virus del sida, el VIH, se cree que se originó en primates no humanos, en África Occidental. E igualmente fue una transmisión del virus a los humanos.

Y el coronavirus SARS-CoV-2, podría haber sido una transmisión del virus desde el murciélago a los humanos.

Las tres crisis tras el covid-19

¿Crisis? ¿Qué crisis? decía Supertramp en su disco, en el año 1975. Y en la portada del disco se podía ver lo que sigue. Así vemos a veces el mundo. Pero cuidado, esta foto tiene truco… hay que «salirse de la caja»; sigue leyendo…

En la entrada del día 26 de abril del 2020, de este blog, incluía un gráfico visionario, del impacto del covid-19 sobre la salud. Lo vuelvo a incorporar ahora.

Impacto del covid-19 sobre la salud, a corto, medio y largo plazo. Tomado del blog Economía y Salud, originalmente de @VectorSting, con adaptación de Escarlata Almenar.

En esa entrada del blog escribía:

Los beneficios de las medidas de contención han de ser mayores que los perjuicios, en cuanto a la salud física y psíquica de las personas. El confinamiento tiene un beneficio directo a corto plazo, salva vidas, pero también un perjuicio directo, el deterioro de la salud física y psíquica de muchas personas frágiles y con problemas crónicos, y un perjuicio indirecto que viene dado por la importante pérdida económica para hogares y empresas, en el presente y en el futuro. El nivel socioeconómico es lo que más contribuye a la salud a medio y largo plazo. Por tanto, las medidas deben ser proporcionadas, de forma que el beneficio global sea mayor que el perjuicio global

En dicho gráfico se describen los impactos del covid-19 sobre la salud a lo largo del tiempo, desde el inicio de la epidemia, en 2019. Esto es, el impacto que tanto la enfermedad como las medidas de aislamiento social (el confinamiento, sobre todo) tienen en la salud física y psicológica, a corto, medio y largo plazo.

En el gráfico se describen 4 oleadas:

La primera oleada, de color rojo, es la correspondiente a las personas afectadas directamente por la enfermedad covid-19, sea ésta mortal, o no.

La segunda oleada, de color azul, la correspondiente a los pacientes con problemas de salud urgentes, no covid-19, cuya atención se demoró.

La tercera oleada, de color verde, la correspondiente a las personas con enfermedades crónicas cuya atención se había interrumpido por la aparición de la pandemia.

Pero la gran oleada es la cuarta, la de color naranja, la que predomina ahora y va a predominar durante un tiempo importante. Tiene un gran impacto en la salud, una importante repercusión en la salud de las personas. Es consecuencia de las medidas de control de la epidemia, como el confinamiento, y de cómo se experimenta, cómo se vive, la epidemia, y no tanto del efecto directo del virus. Incluye, según mi criterio, tres aspectos fundamentales, tres crisis distintas:

Crisis económica

Una crisis económica, que espero no llegue a recesión. Dado que el mayor determinante de la salud de una población, a medio y largo plazo, es su nivel socioeconómico, la crisis económica va a deteriorar la salud de la población de forma importante, en los próximos años.

Crisis de los sistemas sanitarios públicos

Una crisis de los sistemas sanitarios públicos, con importante saturación.

Durante años nuestro sistema sanitario ha estado infradotado de profesionales. La crisis del covid-19 ha puesto en evidencia las carencias ya existentes del sistema sanitario público. Carencias que se habían amortiguado y, en muchos casos, superado gracias al esfuerzo y dedicación de sus profesionales, con alta vocación y motivación. El sistema se sostenía gracias a la capacidad de adaptación de los profesionales sanitarios y el apoyo de la población.

Ahora los profesionales de los centros sanitarios están agotados y han aumentado sus problemas de salud mental. Se estima que el estrés, los trastornos del sueño y los síntomas depresivos se han multiplicado por tres en estos profesionales, que han estado en primera línea y han sido el elemento clave para atenuar los efectos de esta epidemia.

Pero es necesario potenciar alianzas entre sanitarios y ciudadanos para salir de esta pandemia con un sistema sanitario más fuerte, más enfocado al paciente, más resolutivo, y mejor preparado para el futuro. La crisis del covid-19 es una oportunidad para hacer cambios radicales en el sistema público de salud, que conlleva, al menos, una importante reorientación de las estrategias de recursos humanos, una adecuada política de salud pública y la añorada transformación digital.

Crisis de salud mental

Una crisis de la salud mental. Se ha deteriorado la salud mental de muchas personas, haciendo especial daño a los adolescentes. En un estudio realizado en el año 2021, en España, la mitad de los jóvenes tenía la percepción de haber sufrido problemas de salud mental en el último año y pensaban que su salud física y psíquica era peor que 5 años antes.

Es consecuencia de los cambios abruptos en los hábitos diarios, el aislamiento social, el miedo al contagio y la modificación de los roles familiares, incluyendo el teletrabajo o la escolarización en casa.  Y todo ello, durante meses. Estamos viendo cómo se han agravado los trastornos de salud mental que ya existían, especialmente los trastornos de la conducta alimentaria, y han debutado problemas de salud mental en personas que no los padecían previamente, probablemente en las personas más vulnerables.

Es hora de pasar página

Todas las crisis son oportunidades para cambiar. En este caso, cambiar nuestro modelo económico, nuestro sistema sanitario y mejorar nuestra salud mental.

¿Crisis? ¿Qué crisis? decía Supertramp en su disco en el año 1975. La portada completa del disco era esta:

Tras las olas de la epidemia, tenemos un tsunami de oportunidades, oportunidades que nos permitirán afrontar el futuro de manera más esperanzadora y, por fin, pasar página.

Feliz Verano y D&D&D (disfruta, descansa y desconecta)

Coronavirus. El reencuentro.

El coronavirus.

De nuevo vuelvo con mi blog. Y de nuevo, el virus contraataca.

Están aumentando los casos en toda España, pero esto nada tiene que ver con lo que vivimos en marzo y abril. Ya se nos ha olvidado. No tiene nada que ver. En aquel momento, que muchos de nosotros vivimos de manera muy cercana, fallecían muchas personas cada día en nuestros Hospitales, en las Residencias de Mayores, y en sus casas.

Ahora hay casos, pero son mucho más leves, ahora sólo ingresan en el hospital entre el 15 y el 20% de las personas que diagnosticamos con PCR positiva. En aquel momento era entre el 80% y el 90%.

Comparemos la situación actual con marzo

El día 16 de marzo, en Madrid, diagnosticábamos al mismo número de personas que hoy, 23 de agosto. Eran y son, alrededor de 1.250 personas cada día.

Pero entonces ingresaban en nuestros hospitales, 1.150 pacientes diariamente. Hoy han ingresado, 200 personas.

Ahora en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), en Madrid, hay 150 pacientes con coronavirus; en aquel momento había 1.000 pacientes.

E ingresados en las diversas plantas de nuestros hospitales, el 16 de marzo, teníamos 10.000 pacientes. Hoy, 1.300.

El 16 de marzo fallecieron 270 personas en los hospitales de Madrid. Ahora, menos de 10 personas.

Por tanto, ahora estamos en una situación, al menos, 8 veces menos grave.

Y lo más probable es que nunca se repita lo que ocurrió en marzo y abril.

Pero, ¿cómo salimos de esta situación?

Es normal que haya casos, que haya personas que se infecten. La memoria de los humanos es corta. Se nos ha olvidado que sólo hay tres maneras de salir de esta situación:

Disponer de una vacuna eficaz y segura. Ojalá me equivoque pero esta solución no es tan fácil. Si supiéramos que vamos a tener una buena vacuna la estrategia de esperar y permanecer con el mayor distanciamiento social, sería correcta.

Que el virus se vaya atenuando sólo, paulatinamente. Los coronavirus, como otros virus, no nos quieren matar, quieren convivir con nosotros. Es posible que vaya mutando y poco a poco tenga menos letalidad. Pero esperar a que esto ocurra de forma rápida parece un poco descabellado. Igualmente, si supiéramos que esto va a ocurrir, la estrategia de esperar y permanecer con el mayor distanciamiento social, sería correcta.

Inmunizándonos poco a poco, hasta conseguir la inmunidad de rebaño. Sigo pensando que esto es lo que va a ir ocurriendo. Inmunizándonos de forma controlada, poco a poco, protegiendo en la medida de lo posible a las personas más vulnerables, a las personas mayores o con problemas previos de salud, importantes. Que los jóvenes se vayan infectando poco a poco, siempre y cuando luego no convivan con personas vulnerables, sean mayores o con problemas previos de salud, a las que pueden contagiar. Una persona joven también puede morir por coronavirus, está claro, pero esta probabilidad es muy baja. En cambio, una persona joven puede fallecer por un accidente de tráfico, y no prohibimos la circulación por carretera.

Pero para mí el coronavirus ha sido mucho más que esto…

El verdadero reencuentro.

El reencuentro al que me refiero no es exactamente el reencuentro con el virus.

Me refiero al reencuentro entre nosotros, entre los humanos.

Cuando el mundo cambiaba a causa del coronavirus, la vida ha ofrecido una oportunidad de encontrarse a muchas personas. De encontrarse y de reencontrarse. Ha sido, y sigue siendo, una historia de encuentros y reencuentros personales. Porque los humanos nos hemos dado cuenta, de nuevo, que somos muy vulnerables, que todo se puede acabar casi sin darnos cuenta. Y lo único que tiene valor son las personas.

Para mí el Covid 19 ha supuesto el encuentro de nuevos amigos con los que he compartido muchos momentos muy difíciles, en circunstancias muy complicadas. Horas y horas compartiendo, encerrados en nuestros puestos de trabajo.

Esa historia de encuentros y reencuentros es la que siempre merece la pena seguir escribiendo… es lo único que queda. Es sentirse vivo.

Pensaba que algunas personas en mi vida ya no estaban, pero es posible que el que no estuviera, durante tiempo, fuera yo. Tengo la sensación de que estaban esperando.

Buscar el contenido de esta entrada me ha costado tiempo, cansado ya de coronavirus. La primera idea fue en la fila 24 de un avión. Seguí pensando en una isla, en Menorca, viendo una puesta de sol.

Y luego en Venecia, la ciudad de las máscaras, ¡qué ironía! Como si el mundo, sin avisar, nos hubiese desenmascarado a todos.

Este es un blog de salud. La vida es frágil, en cualquier momento se puede perder. Y la única manera de disfrutarla es quitándote la máscara y dando valor a lo único que lo tiene, las personas.

Acabo esta entrada en Tenerife, en la playa de Troya, viendo también una puesta de sol y escuchando la música que he incorporado a mi vida durante esta pandemia. Esa música me acompañará siempre…

* Todas las fotografías incluidas en esta entrada las he realizado durante este verano 2020

Cambio climático y salud global

Hace unos días estuve en la Cumbre Mundial del Clima, COP25, en Madrid.

Una de mis hijas me pidió que me hiciese una foto con Greta Thunberg, pero no la vi. No fue posible.

Estuve con amigos que me comentaron que el próximo año, la COP26 será en Glasgow. Allí se va a hablar más del impacto en salud del cambio climático; incluso uno de los temas propuestos es Cambio Climático y su impacto en la Salud Mental. Es muy interesante, por lo que espero poder ir a Glasgow en noviembre del año 2020. Naturalmente esta decisión es también porque allí nació uno de mis ídolos, Mark Knopfler, líder de Dire Straits. Con Greta no hubo suerte, ¿la habrá con Mark? ¿irá?

Mi visión del cambio climático está muy enfocada a su impacto en salud, a nuestra esperanza de vida y calidad de vida. Como he comentado en otras ocasiones, los humanos sólo deseamos dos cosas, vivir mucho -esperanza de vida-  y vivir felices -calidad de vida-.

El impacto en salud del cambio climático va a ser pequeño en las sociedades desarrolladas pero importante en las sociedades menos desarrolladas. Va a afectar principalmente a los países menos favorecidos. El efecto en la salud va a ser escaso en países como España, que además se va a poder adaptar con facilidad. En cambio, va a ser elevado en el África subsahariana, en el sudeste asiático y en América central y del sur.

¿Qué es el cambio climático?

Es el aumento de la temperatura de la superficie del planeta, junto con el aumento del nivel del mar, derretimiento de los polos e incremento de eventos meteorológicos violentos.

Hoy no podemos saber si además estamos inmersos en un ciclo «natural», no producido por la acción humana, de cambio climático. En cualquier caso parece claro que la actividad humana es, al menos en una parte importante, responsable de ello.

¿Hay cambio climático?

Sí, tenemos pruebas suficientes de ello.

En los últimos 130 años la temperatura media de la superficie del planeta ha aumentado 0,85 grados, el nivel del mar se ha elevado 19 centímetros, los polos se están derritiendo…

¿Por qué se está produciendo el cambio climático?

Principalmente por la actividad humana. Nuestro modo de vida y nuestras formas de producción de bienes y servicios ha conllevado el consumo masivo de combustibles fósiles, lo que ha supuesto liberar importantes cantidades de CO2 y de otros gases de efecto invernadero a las capas inferiores de la atmósfera. Esto está alterando el clima mundial.

Hace 2.000 años habitaban la tierra 160 millones de personas. Ahora la habitamos 7.700 millones de personas. Desde la segunda revolución industrial, a finales del siglo XIX, la emisión de gases a la atmósfera se ha ido incrementando de forma exponencial. Hemos pasado de sociedades agrícolas a sociedades fuertemente industrializadas.

El cambio climático está íntimamente relacionado con nuestro modo de vida: queremos desplazarnos de forma rápida y cómoda, queremos disponer de agua suficiente en todas las ocasiones, no deseamos pasar frío, ni calor, lo que significa tener calefacción o aire acondicionado, tanto en los hogares como en los espacios laborales, deseamos una alimentación diversa, segura y barata. Todo ello está bien, pero tiene un coste.

Por otra parte todo este desarrollo social y económico ha tenido un impacto positivo en la salud de las personas. Todas las mejoras socioeconómicas de los últimos años, han incrementado de manera importante la esperanza de vida y la calidad de vida. Como ejemplo, en España, en los últimos 120 años hemos pasado de tener una esperanza de vida de 35 años a 83 años. Vivimos más del doble y esto es debido a la mejora de las condiciones socioeconómicas de la población. No es por la mejora de los servicios sanitarios, aunque algo influye, un 11%.

En el siguiente gráfico vemos que España, de 1900 a 1960, pasó de una esperanza de vida de 35 años a una esperanza de vida de 70 años. La doblamos. Y en 1960 no disponíamos de un sistema sanitario como el que conocemos ahora. El desarrollo científico técnico en el mundo sanitario comenzó a partir de los años 60. Lo que más ha influido en la mejora de la esperanza de vida es la mejora del nivel socioeconómico.

Por tanto es importante que reconozcamos que el cambio climático probablemente lo estemos produciendo o favoreciendo los humanos, sobre todo los que habitamos en los países desarrollados, pero como consecuencia de un desarrollo social y económico que también ha conllevado importantes mejoras en la salud de los habitantes.

El problema, como siempre, es que las mejoras en las condiciones de vida son principalmente en los países desarrollados. El cambio climático lo estamos produciendo y favoreciendo en los países desarrollados y los efectos perniciosos en la salud lo van a sufrir, principalmente, los países en vías de desarrollo. El mayor determinante para la mala salud a nivel mundial, es la pobreza. El cambio climático, en ciertas poblaciones, va a generar pobreza. Y esto va a tener unos efectos en la salud de las personas.

En la próxima entrada hablaré de estos efectos en la salud de las personas, efectos producidos por el cambio climático.

¿Es posible un mundo saludable y sostenible?

Sí. Hay que esforzarse en minimizar el cambio climático, por justicia social. Y tenemos que ser conscientes de que esto sólo es posible cambiando nuestro modo de vida. Debemos aspirar a un mundo saludable y sostenible. Y es posible.

Feliz Navidad.

¿Los jefes tienen mejor Salud?

Hace unos días mi mejor amigo comenzó a trabajar en un nuevo puesto, con mayor responsabilidad. Trabaja en gestión sanitaria. Actualmente es más jefe.

En una comida en las que nos vimos varios amigos, algunos le decían que le iba a generar más estrés y eso no era bueno para su salud.

Pero esto no es así, es al revés: a mayor jerarquía laboral, a mayor responsabilidad, menos estrés, mayor capacidad de control y mejor salud.

Y me acordé de una investigación que se realizó en el Reino Unido (como no, los “british” son muy buenos) en los años setenta del siglo pasado. Esta investigación fue el llamado estudio Whitehall. La calle Whitehall (Whitehall Street) une la zona del Big Ben con Trafalgar Square, y está rodeada de edificios de la administración británica, edificios repletos de funcionarios. Esta zona es el corazón administrativo del país.

El estudio Whitehall

Whitehall street

Este estudio consistió en observar la salud de 17.530 funcionarios de este complejo de edificios oficiales. Estos funcionarios tenían trabajo estable y un sueldo que les permitía vivir sin precariedad económica, incluso en las categorías profesionales menos cualificadas.

Al comenzar la investigación, se clasificó a los funcionarios según su jerarquía laboral. Se decidió hacer cuatro categorías:

1. Gestores y administradores, que eran los funcionarios más cualificados.

2. Profesionales o ejecutivos.

3. Administrativos.

4. Mensajeros, conserjes y celadores, que eran los funcionarios menos cualificados

A lo largo de más de 7 años se observó la salud de estos trabajadores y si morían de enfermedad cardiovascular, principalmente de Infarto Agudo de Miocardio.

Los trabajadores tenían al inicio del estudio entre 20 y 64 años.

Tras más de 7 años se observó que los mensajeros, conserjes y celadores se morían antes que los otros tres grupos de funcionarios. A los 7 años los mensajeros, conserjes y celadores tenían una mortalidad unas 4 veces más elevada por enfermedad cardiovascular que los gestores administradores.

Y esto era gradual.

Este primer estudio Whitehall estudió sólo a hombres. Años después se realizó el estudio denominado Whitehall II, incluyendo a 10.300 funcionarios, tanto hombres como mujeres. Los resultados fueron iguales.

La conclusión es sencilla: las personas con menor jerarquía laboral, tienen peor salud.

Además se observaron aspectos muy interesantes, una vez “ajustada la edad” (al ajustar la edad de las personas en los grupos, las diferencias que puedan existir en cuanto a los problemas de salud no se pueden atribuir a la posible diferencia de edad entre dichos grupos):

La tensión arterial que tenían los individuos era similar en los cuatro grupos. Y además, teniendo la misma tensión arterial, se morían antes los profesionales menos cualificados. Por ejemplo, con una misma tensión arterial sistólica (la alta) de 150 mmHg, un 4% de los mensajeros, conserjes o celadores murieron por enfermedad cardiovascular y «sólo» un 1,5% de los gestores o administradores.

Igualmente ocurría con el colesterol en la sangre. Los trabajadores en los cuatro grupos también tenían cifras similares. E igualmente, con la misma cifra de colesterol, fallecieron más personas con profesiones menos cualificadas. Con un colesterol en sangre de 280 mg por dl, un 1,6% de los gestores o administradores fallecieron y en cambio este porcentaje fue de hasta un 10% en los mensajeros, conserjes o celadores.

El índice de masa corporal (que mide el grado de sobrepeso u obesidad, como decía en la primera entrada de este blog) también era similar.

Sólo había diferencias importantes en dos aspectos

  1. En actividad física
  2. En tabaquismo

Los profesionales menos cualificados fumaban más y realizaban menos actividad física. Y los más cualificados, al revés. Igualmente, era gradual.

Por lo que morirse antes por enfermedad cardiovascular no se puede atribuir ni a mayor tensión arterial ni a mayor colesterol en sangre. Ya decía yo en la anterior entrada de este blog que la hipertensión arterial está sobrevalorada.

Y ¿por qué ocurre esto?

A más baja jerarquía laboral, menos control sobre todos los aspectos de la vida y menos apoyo social.

Los humanos somos seres, por este orden, emocionales, sociales y lógicos. Lo que más influye en toda nuestra vida es lo emocional. Y lo que menos, la lógica.

Este estudio demostró varias cosas:

Desarmó el mito de que los altos ejecutivos están muy estresados y tienen más infartos.

Hay aspectos que apenas se miden en el mundo de la salud como el apoyo social o la capacidad de control, que influyen más en la salud que los llamados factores de riesgo cardiovascular clásicos, como la tensión arterial o el colesterol. Los altos ejecutivos tienen más recursos emocionales y sociales y por eso tienen mejor salud.

Es domingo por la tarde. Ahora un poco de Dire Straits y a celebrar el cumpleaños de mi mejor amigo. Ya fui a nadar por la mañana. Y de nuevo, God save the Queen

El Brexit y la Salud

Los británicos son un pueblo muy interesante. Una de sus características principales es que casi siempre consiguen lo que quieren.

Tienen una maravillosa música: The Beatles, The Rolling Stones, The Police, Queen y Dire Straits…

Su sistema sanitario público es uno de los modelos en el mundo.

Y además algunas cosas las han hecho muy bien, entre ellas “devolvernos” Menorca, que recuperamos en 1782. Los británicos no se esforzaron mucho en defenderla. Menos mal. Menorca fue ocupada por ellos en 1708 en el marco de la Guerra de Sucesión española. El Tratado de Utrecht reconocía la soberanía del Reino Unido sobre Gibraltar y Menorca a cambio del reconocimiento de Felipe V (el primer borbón en España) como rey.

Entre Gibraltar y Menorca, yo me quedo con la isla. No pensarán lo mismo los andaluces…

También tienen otras cosas, no tan buenas, por ejemplo, como decía George Orwell, el recelo hacia los extranjeros.

Y ahora les ha dado por el BREXIT.

¿ El brexit puede tener efecto en la salud de los británicos?

Sí, un efecto negativo.

A principios de este año, se publicó un artículo en una prestigiosa revista científica, British Medical Journal (la traducción sería algo así como Revista Médica Británica).

Dicho artículo científico intentaba determinar qué efecto en salud de los habitantes del Reino Unido puede tener el brexit en los próximos 10 años. Y según el tipo de brexit, más blando (con acuerdos comerciales) o más duro (sin acuerdos comerciales).

Se centran en un aspecto: La mortalidad por enfermedades cardiovasculares (ictus, infarto agudo de miocardio y otras enfermedades cardiovasculares) debido a la disminución de la ingesta de frutas y verduras que va a conllevar la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE).

Cualquier brexit (blando o duro) va a conllevar un incremento de los precios de la importación de ambos productos. En el mejor de los casos (brexit blando) aumentarán siempre los costes de transacción en el comercio, debido a los controles fronterizos.

En el año 2017, el 84% de las frutas y el 43% de las verduras en el Reino Unido fueron importadas. Actualmente el Reino Unido está preparando un plan para incrementar su producción interna; piensan que van a poder incrementar ésta un 2% cada año.

Con el brexit, el incremento de precio de estos productos básicos de la dieta, podría ser entre el 4%, en el caso de un acuerdo de libre comercio con la UE, el brexit más blando,  y el 11%, en el caso del brexit más duro, sin acuerdo.

Ese incremento en los precios va a producir una disminución en el consumo, del 3,5%, en el caso de un acuerdo de libre comercio con la UE, el brexit más blando,  y del 11,3 %, en el caso del brexit más duro.

Todo ello conlleva un incremento de la mortalidad, estimada en la próxima década (de 2021 a 2030), de:

  • 4.110 muertes más en el caso del brexit blando. Lo que supone un incremento de muertes por enfermedades cardiovasculares del 0,6% o
  • 12.400 muertes más en el caso del brexit duro. Lo que supone un incremento de muertes por enfermedades cardiovasculares del 1,7%.

¿El consumo de frutas y verduras es tan importante para la salud?

Sí.

Las frutas y verduras tienen un efecto beneficioso, demostrado, en la salud.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda comer más de 400 gramos de estos productos al día (excluidas las patatas y otras féculas), para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer y obesidad.

Pero hay estudios que indican que la ingesta de 800 gramos al día (5 raciones de 160 gramos) produce mayor beneficio.

Si sólo se ingieren 200 gramos al día, de forma mantenida, el beneficio en la salud supone, con respecto a las personas que no consumen frutas y verduras:

  • 18% menos riesgo para tener ictus,
  • 16% menos riesgo para tener infarto agudo de miocardio,
  • 13% menos riesgo para tener otras enfermedades cardiovasculares,
  • 4% menos riesgo para tener cáncer.

Si se ingieren 800 gramos al día, de forma mantenida,  el beneficio en la salud supone, con respecto a las personas que no consumen frutas y verduras:

  • 33% menos riesgo para tener ictus,
  • 28% menos riesgo para tener infarto agudo de miocardio,
  • 24% menos de riesgo para tener otras enfermedades cardiovasculares,
  • 13% menos riesgo para tener cáncer.

La OMS estimó que en 2017 unos 3,9 millones de muertes, a nivel mundial, se debieron a un consumo insuficiente de frutas y verduras. De forma que esta ingesta inadecuada causa, en todo el mundo, aproximadamente:

  • El 20% de los cánceres gastrointestinales
  • El 31% de los infartos agudos de miocardio
  • El 11% de los ictus

El consumo actual de ambos productos es muy variable en todo el mundo, oscilando entre 100 gramos al día en los países menos desarrollados hasta 450 gramos al día en la Europa Occidental. Los británicos actualmente consumen 258 gramos por persona y día. Los españoles consumimos 410 gramos por persona y día. En ambos casos, excluidas las patatas y otras féculas.

Las políticas y su efecto en la salud

En este mismo artículo científico se dice:

“La política comercial ejerce una poderosa influencia sobre los factores de riesgo de enfermedades no transmisibles y, por tanto, para la salud de la población”

“La salida del Reino Unido de la UE se ha enmarcado en términos de su importancia política y social. Pero este estudio muestra que el impacto del brexit va más allá de la economía y puede afectar al riesgo de enfermar de las personas. El gobierno del Reino Unido debe considerar las implicaciones para la salud pública de las opciones de política comercial del brexit, incluidos los cambios en el precio de los grupos de alimentos clave”

Todos los gobiernos deben considerar las implicaciones de sus decisiones en la salud de los ciudadanos. No sólo las decisiones de política comercial, como nos ocurre ahora con el Reino Unido. Las políticas públicas tienen un gran efecto en la salud de la población. Habitualmente el impacto es a medio y largo plazo, por lo que a veces es poco visible. Y ese efecto es mayor en los colectivos más vulnerables, con peor situación socioeconómica. 

Los políticos que defienden un brexit duro en el Reino Unido deberían explicar el posible efecto en la salud de los ciudadanos. Los humanos deseamos dos cosas: vivir lo máximo (esperanza de vida) y felices (calidad de vida). Alta esperanza de vida y alta calidad de vida. Y esto es salud.

Los poderes públicos son responsables de la salud de la población. Recordemos lo que decía en la primera entrada de este blog. A nivel individual se pueden adoptar hábitos que redunden en mejora de la salud, presente y futura, pero al menos un 64 % de los determinantes de la salud no dependen de cada persona.

En España disponemos de una ley de Salud Pública, que en su artículo 35, sobre evaluación del impacto en salud, dice: “La evaluación de impacto en salud deberá prever los efectos directos e indirectos de las políticas sanitarias y no sanitarias sobre la salud de la población y las desigualdades sociales en salud…”

Son las 19 horas del último domingo de septiembre; me voy a nadar, escuchando música británica, a Dire Straits… La primera canción que he puesto en mi mp3: Where do you think you’re going?, en español ¿A dónde crees que vas?…..

God save the Queen.

El Titanic y la Salud

Hace unos días estuve en la ciudad donde se construyó el Titanic, en Belfast, Irlanda del Norte. Formar parte de aquellos astilleros, Holland and Wolff, debió ser muy interesante. Seguro que para los irlandeses el Titanic era la gran innovación. Realmente el Titanic era como los otros barcos de aquella época, pero más grande. Y más que innovador era vanidoso hasta el punto de que su cuarta chimenea era de mentira, sólo ventilaba. Pero tener cuatro chimeneas le daba un aire de grandeza, destacaba entre los otros barcos de la época.

En el famoso transatlántico, que se hundió el día 14 de abril de 1912, viajaban 2225 personas, 1316 pasajeros y 909 tripulantes.

El Titanic zarpando de Southampton, Inglaterra.

Viajar en primera o en tercera clase determinó claramente la probabilidad vivir tras el choque con el iceberg. Igual que con la salud: vivir en primera clase o vivir en tercera clase determina vivir más o menos años y con mayor o menor calidad de vida.

De los pasajeros que iban en primera clase en el gran titán, el Titanic, el 62 % sobrevivieron. De los que iban en tercera, sobrevivieron el 25%.

De los hombres que iban en primera, el 33% sobrevivieron. De los hombres que iban en tercera clase, sobrevivieron el 16%.

Y en cuanto a las mujeres que iban en primera clase, el 97 % sobrevivió (sólo 4 mujeres de primera clase fallecieron). De las que iban en tercera, sólo el 46% sobrevivió.

En resumen, la probabilidad de salir vivo de aquel desastre era algo más del doble, si viajabas en primera clase que si viajabas en tercera.

Los de segunda clase tenían una probabilidad intermedia de sobrevivir, no tanto como los de primera ni tan poco como los de tercera. Es gradual.

¿Por qué ocurrió?

Porque el nivel socieconómico determinó la probabilidad de sobrevivir.

Aunque la explicación que habitualmente damos es:

Porque los pasajeros de tercera clase iban en la parte anterior y posterior del barco, con escasos botes salvavidas. Y para llegar a cubierta tenían que atravesar un laberinto de pasillos y escaleras, e incluso tenían rejas que les separaba del resto de pasajeros (esto último tenía como objetivo cumplir con la normativa de inmigración de Estados Unidos, el destino del viaje). En cambio, los pasajeros de primera clase iban en la parte central del barco, con acceso más fácil a la cubierta.

Estas explicaciones, las que damos habitualmente, son las causas intermedias, como comentaba en la primera entrada de este blog. La causa fundamental (“la causa de las causas”), es que tenían peor posición socioeconómica. Esto determinó, que tuviesen menor probabilidad de salir vivos del desastre.

Y en el mundo de la salud, ¿nos ocurre lo mismo?

Sí, claro…

En el mundo de la salud, la explicación que habitualmente damos es:

Mueren antes los que tienen más elevada la tensión arterial o el colesterol, o los más obesos, o los que realizan menos actividad física o beben más alcohol o fuman más o tienen más alta la glucosa en sangre (“azúcar en sangre”). Otra vez las causas intermedias.

La realidad es que, los ciudadanos, cuanta peor posición socioeconómica, tienen mayor tensión arterial, mayor colesterol, más sobrepeso u obesidad, menor actividad física, mayor consumo de alcohol, mayor tabaquismo, más elevada la glucosa en sangre…

Si no tenemos en cuenta las causas de las causas, es difícil mejorar la salud de los ciudadanos.

El Titanic es como cualquiera de nuestros países. Hay grupos de personas, que llamamos poblaciones, que viven en primera clase, otras en segunda y otras en tercera.

¿Y si en España obtengo unos datos parecidos a los del Titanic?

A ello vamos… Voy a relacionar para cada Comunidad Autónoma, la riqueza media por persona (producto interior bruto per cápita o también llamada renta per cápita) con la esperanza de vida.

Veamos los dos gráficos, referidos el primero a las mujeres y el segundo a los hombres.

Fuente de ambos datos: Instituto Nacional de Estadística.
Fuente de ambos datos: Instituto Nacional de Estadística.

La línea azul indica la renta de los ciudadanos de cada Comunidad Autónoma. La mayor renta, la de la Comunidad de Madrid, 34.916 euros por persona. La menor, la de Extremadura, 18.174 euros por persona. Las barras rojas indican la esperanza de vida, expresada en años. La mayor esperanza de vida la tienen las personas de la Comunidad de Madrid (87,2 años en mujeres y 82,1 años en hombres) y la menor, las de Andalucía (84,5 años en mujeres y 79,3 años en hombres).

A mayor renta por persona, mayor esperanza de vida.

En ocasiones se dice que la mayor esperanza de vida está ligada a tener unos mejores servicios sanitarios. No es así. Como veíamos en la anterior entrada de este blog, los servicios sanitarios sólo influyen en un 11 % en la salud. Pero de este tema hablaré en una futura entrada de este blog .