El exceso de mortalidad en España ha sido por el calor extremo
El cambio climático está aquí
Madrid, mediados del mes de julio del año 2022. Lleva días haciendo mucho calor.

María tenía 86 años. Vivía sola en su casa del barrio de Tetuán, en Madrid. La casa era el quinto piso en un edificio de cinco alturas y no tenía aire acondicionado. Había pasado toda la epidemia sin apenas salir a la calle. Sus tres nietas hablaban por teléfono con ella cada semana; alguna vez le iban a visitar. Tomaba cada día la medicación para su diabetes y para su insuficiencia cardíaca. El martes 19 de julio empezó a sentirse mal, con mucho cansancio y fatiga. En casa hacía mucho calor. La temperatura, en su barrio, llegaba a los 45 grados desde varios días antes. Le pidió ayuda a su hija. Al ver su estado, entre ambas decidieron acudir a su hospital, el Hospital La Paz. María estaba cansada, muy cansada. Los médicos le dijeron en urgencias que su insuficiencia cardíaca se estaba agravando. Cinco días después, falleció. Falleció en su cama del hospital, donde estaba ingresada, por un edema agudo de pulmón, una complicación de la insuficiencia cardíaca.

En España, este verano, han fallecido muchas más personas de las que se esperaba. Ha habido “exceso de mortalidad”.
La mayor parte de este exceso de mortalidad ha sido por el calor extremo.
El calor mata; esto ya lo sabíamos. Las olas de calor, como las que han afectado a España este verano, representan un riesgo sustancial para la salud de las personas y son potencialmente letales para las personas más mayores y frágiles, habitualmente con enfermedades crónicas.
El cambio climático está aumentando la probabilidad y la intensidad de las olas de calor; no sólo en España, también en el resto de Europa, en el norte de África, en Oriente Medio, en América, en Asia…
En España, este verano, han fallecido aproximadamente 15.000 personas por calor extremo.
Según mi criterio, como explico en esta entrada del blog, gran parte del exceso de mortalidad observado lo podemos atribuir al calor. Hemos estado casi la mitad de los días de este verano bajo “ola de calor”. Ha sido el verano más cálido del último siglo.
Verano del 22. Han fallecido demasiadas personas en España
Durante los meses de junio, julio y agosto, en España, han fallecido 120.579 personas, cuando se esperaba, según las series históricas, 99.140 fallecimientos. Por lo tanto han fallecido 21.439 personas más de las esperadas. ¿De qué han fallecido estas personas?
Alrededor de 15.000 personas han fallecido por el calor. El resto, unas 6.000 personas, han fallecido con Covid-19
El dato oficial de fallecimientos con Covid-19, del Ministerio de Sanidad, en ese periodo, es exactamente 6.007 personas.
El 92 % de las personas fallecidas eran mayores de 75 años y el 70%, mayores de 85 años

Calor y Covid-19. En mi opinión, no hay otras razones que expliquen el exceso de mortalidad de este verano en España.
Las curvas de temperatura y de mortalidad en junio, julio y agosto, coinciden
En los dos gráficos que muestro debajo se observa que coincide el trazado de la curva de temperaturas máxima y mínima diaria, registradas por la Agencia Española de Meteorología (tomadas en Madrid, en el aeropuerto de Barajas) con la curva de mortalidad (curva de color negro), del sistema de monitorización de la mortalidad diaria por todas las causas, denominado MoMo, del Instituto de Salud Carlos III de España. La coincidencia es increíble. Coincide de manera asombrosa el incremento de mediados de junio y el pico de mediados de julio. Esto en epidemiología es demoledor. Las curvas están claramente correlacionadas. En epidemiología sabemos que correlación no siempre es causalidad, pero para hablar de causalidad tiene que haber correlación. Y en este caso es muy clara.
Coincide asombrosamente la «curva de calor» con la curva de mortalidad. El calor es una causa de fallecimiento bien establecida


Abajo: Curva de mortalidad observada (línea negra), entre 1 de junio y 31 de agosto de 2022, con respecto a la mortalidad esperada (línea horizontal, basal, azul).
Verano del 22, ¿por qué fallecen las personas en épocas de calor extremo?
Muy pocas personas fallecen por golpe de calor o insolación

El calor es un desencadenante de la muerte en personas mayores, frágiles, con problemas de salud crónicos e importantes
Muchas enfermedades son «sensibles al calor», lo que significa que se exacerban o desencadenan por la exposición al calor. Las temperaturas elevadas de manera continuada incrementan las exacerbaciones de la cardiopatía isquémica, las arritmias cardíacas, los accidentes cerebrovasculares isquémicos, el asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la insuficiencia renal. Además incrementa la presentación de trastornos neuropsiquiátricos, como las psicosis, la ansiedad y la depresión.
Por tanto, las principales causas de mortalidad durante las olas de calor están directamente relacionadas con enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares, respiratorias y renales que ya tienen los pacientes.
En España tenemos una población cada vez más envejecida y los dos últimos años han hecho que tengamos más personas frágiles, y por tanto más vulnerables. Durante estos dos últimos años, de pandemia, han disminuido los autocuidados y los cuidados prestados por los sistemas sanitarios y sociales.
En los fallecimientos no se registra el calor como causa, tampoco el tabaco
El calor es un factor desencadenante que no se suele reflejar en el certificado de defunción como causa de muerte.

Cuando fallece una persona, su médico hace un certificado de defunción. En dicho certificado se tienen que especificar la causa inmediata, la causa o causas intermedias y la causa inicial o fundamental del fallecimiento. Casi nunca se especifica calor. Se suele especificar la enfermedad que le ha llevado a fallecer. En el caso de María como causa inmediata se indicó edema agudo de pulmón, como causa intermedia insuficiencia cardíaca y como causa inicial, la diabetes. No se incluyó, en ningún caso, calor. Algo similar ocurre con el tabaco. En España cada año fallecen 50.000 personas a causa del tabaco. Y en el certificado de defunción no se incluye el tabaco como alguna de las causas de la muerte. En este caso en los certificados de defunción se especifican enfermedades cardiovasculares o respiratorias o cáncer.
¿Por qué el MoMo sólo atribuye 4.663 fallecidos al calor?
El sistema de monitorización de la mortalidad diaria por todas las causas (MoMo) también calcula la mortalidad atribuida al calor y su estimación es de 4.663 personas fallecidas entre junio, julio y agosto. Esta modelización de la mortalidad atribuible al calor, que es un modelo epidemiológico creado en el primer lustro del siglo actual, está elaborado sobre unos supuestos de episodios de calor menos intenso y duradero y partiendo de una población menos envejecida y menos frágil, según las series históricas de mortalidad.
Pero este verano del 22 no tiene antecedentes en cuanto al calor. Probablemente este modelo se tenga que ajustar a una situación cambiante por el cambio climático. Como dijo G.E.P. Box, un eminente estadístico británico, en esencia todos los modelos están equivocados, pero algunos son útiles.
Otras hipótesis intentan explicar el exceso de mortalidad en el verano del 22
Existen numerosas hipótesis que intentan explicar el exceso de mortalidad de este verano, como que el riesgo cardiovascular se incrementa durante varios meses tras la infección por SARS-CoV-2, que el incremento de la mortalidad es un efecto de la vacunación, que existen retrasos en la atención sanitaria, urgente y no urgente, que están aflorando diagnósticos perdidos y retrasados que no se han podido atender durante la epidemia…

Naturalmente los sistemas sanitarios y sociales no han podido cuidar de la misma manera a los pacientes que no tenían Covid-19 durante la pandemia. El sistema sanitario público español no estaba sobrado de recursos antes de esta epidemia, y menos ahora. Estos dos aspectos posiblemente hayan favorecido que los ciudadanos fuesen más vulnerables a los efectos del calor. Pero sin calor no hubiese habido tanta mortalidad.
Por otra parte, si las causas hubiesen sido las vacunas o el “fallo” del sistema sanitario o los efectos tardíos del Covid-19, aspectos que no son estacionales, la mortalidad permanecería elevada tras acabar el mes de agosto. Y no ha sido así.
La mortalidad se elevó a principios de junio y volvió a la normalidad a finales de agosto, al igual que las temperaturas. La curva de mortalidad se eleva cuando comienza el calor y se normaliza cuando acaba el calor.
Sí es verosímil que el incremento de concentración de contaminantes atmosféricos primarios, como la calima, o secundarios, como el ozono, que acompaña a las olas de calor, haya favorecido la mortalidad. Pero, igualmente, siempre con la presencia del calor.
En definitiva…
El calor extremo ha matado más personas en España que los accidentes de tráfico, los accidentes laborales y los suicidios juntos, aunque estas tres causas acaban con la vida de personas jóvenes. El calor extremo acaba con la vida de personas mayores y frágiles.
Por calor han fallecido 32 personas por cada cien mil habitantes. Por Covid-19, en el año más dramático, el año 2020, fallecieron 110 personas por cada cien mil habitantes.

El cambio climático está provocando que cada vez tengamos más mortalidad por el incremento del calor. En España estamos inmersos en una transición epidemiológica paulatina, de matar más el frío a matar más el calor
Necesitamos una salud pública potente, que incorpore la salud en todas las políticas
Dedicado a todas las personas, como María, mayores y frágiles…